El placer de Diva consiste en permanecer dentro de la sala con la puerta abierta. Cuando olfatea a alguien que camina allá afuera en la banqueta corre hasta la puerta del porche a ladrar. ¿De donde nace ese placer, esa acción? Nos pasa lo mismo en la escritura. Permanecemos en la seguridad de nuestra sombra fresca esperando, esperando echarnos con fuerza animal sobre la reja de nuestras amenazas, para que nos escuchen.
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